“Un ilustrador es un artista gráfico que se especializa en la mejora de la comunicación escrita, a
través de representaciones visuales que se corresponden con el contenido con
parte del mismo”.
Lo vi, por primera vez, hará
como quince años, en la antigua sauna del demolido Hotel Jovellanos, convertido
hoy en residencia de ancianos.
Courbet. “El Origen
del mundo”
Una veintena de socios
naturistas, de la entonces única asociación de este tipo del norte de España,
hoy expulsada de la Asociación Nacional, celebrábamos la clausura del
Campeonato Europeo Nudista de Natación y aprovechábamos, de paso, una gran
cantidad de entradas de regalo al Spa que hotel, gustosamente, nos entrego por
utilizarlo como alojamiento y centro de reunión de los asistentes
internacionales.
Fue, sin lugar a dudas, el
día más concurrido con usuarios desnudos.
Éramos los de siempre,
algunos amigos de estos y otros gorrones atraídos por la gratuidad del evento.
A ella, tarde bastante en
ubicarla. Una cabeza, embutida en un gorro de lycra verde, con gafas binoculares
negras y unas pequeñas pinzas sobre la nariz, para evitar la entrada del agua,
entraba y salia del líquido elemento sin prestar atención a lo que ocurría a su
alrededor. Hacia largos y más largos tropezando, sin querer, con cuantos se
cruzaban con ella.
En uno de sus múltiples descansos
la vi de cuerpo entero, sin su estrafalario atuendo de nadadora. Alta, morena,
cabello largo, pechos pequeños, coronados por dos aureolas muy oscuras, caderas
estrechas y una espléndida mata de pelo negro, abundante, salvaje, enmarañada,
entre las piernas.
Lo admire. Pase la tarde
viendo aquel coño enorme y frondoso entrar y salir del agua.
En aquellos años la moda, o
el nudismo asturiano, imponían la depilación total de los genitales tanto en
hombres como en mujeres. En la pileta hidrotermal, solo aquella ninfa y yo
lucíamos pelo en la entrepierna y daba la impresión que solo a mi, tal aspecto impresionaba.
Al salir me la presentaron. Tenía
un nombre raro que olvide sobre la marcha y un compañero naturista que prometió
traerla a cada sesión de Spa.
Guayasamín.
“Minotauro”
Cumplió con su promesa. Cada
primer viernes de mes nos reuníamos en un Spa que cerrábamos para nosotros. Su
rutina era siempre la misma: disfraz de nadadora, ratito de natación, cama de
agua y tumbona de relajación.
Con los años aprendí su
nombre, su trabajo y siempre estuve enamorado de su espléndido coño, de su pelo
púbico, en una sociedad en la que normalmente todas lo llevaban depilado.
Un verano nos vimos en una
playa nudista. Me desilusiono. Se había depilado. Lo que durante años fue la
atracción de mis ojos, desapareció de la noche a la mañana. Gano en desparpajo
y perdió en exotismo. Gano en locuacidad y perdió en misterio.
Era ilustradora grafica, en
el paro. Acababa de ganar una beca para pasar un año en México, se apuntaba a
todas las convocatorias laborales tanto del Ayuntamiento como de la Comunidad,
siempre con resultados negativos. Lo único que todo esto le suponía era un
aumento, día a día, de las canas que ahora se dibujaban en su corta melenita
negra.
Picasso. “Eva”.
(Serie Cela)
Un mal día, la Asociación
Naturista a la que pertenecíamos fue repudiada de la Nacional y expulsada de
ella. Pasamos un año en blanco. Fue triste pero no doloso. Los antiguos socios fuimos
de eso, a ser nuevos amigos y las actividades, perdidas u olvidadas,
renacieron, por sugerencia de un antiguo presidente. Comidas, cenas, espichas,
Spa, casas rurales con jacuzzi, juegos, amaguestu.
Mi amiga la ilustradora
desapareció. Con ella su melenita canosa y su coño negro, como panza de
hormiga, en el que se posaban todas mis miradas.
Desapareció. Tras verla y
tomar un café en el centro de Oviedo, mi diseñadora graficase volatizo. Cambie
de dirección, deje mi asistencia a los Spa´s nudistas, fui muchas veces a
Madrid y aquella, nunca iniciada relación murió, casi como había nacido, entre
el agua y la bruma del permanente otoño asturiano.
Lo lei en la Nueva España. “Erótica
XXI”, antología de relatos de jóvenes autores. El libro vendrá acompañado
por una exposición de dibujos eróticos de, también, noveles artistas, entre los
que estaba mi amiga, aquella sirena con un mar negro, frondoso y agitado en la
entrepierna.
La llame, hablamos, me
invito, fui, compre el libro y su aportación grafica. Durante un tiempo seguí
viéndola. El arte, el erotismo y el desnudo fueron una frágil argamasa que se
disolvió con el agua norteña y maldito viaje al México de sus sueños.
—
Ten — me dijo al
despedirse, dándome un gran portafolio.
—
Espero que te
guste. Te llamare a la vuelta. —
Me
dio un beso y se perdió entre las callejuelas del Oviedo antiguo.
El coño de la
ilustradora gráfica
—
Pero, ¿seguro que
es el suyo?— Me pregunto un amigo al verlo colgado en el salón de mi casa.
—
Segurísimo —
conteste. Lo he visto, en vivo y en directo, cientos de veces y he soñado con
el todas mis noches de insomnio de estos últimos años.
Allí estaba su regalo. Un
primer plano de su coño, del coño de mi ilustradora grafica favorita.
Nota: El
titulo como es fácil deducir, tiene la misma estructura que la serie de cuentos
incluidos en el libro:”Coños” de José Manuel
Prada, pero solo eso.
No recuerdo que entre ellos exista alguno como “El coño de
la ilustradora grafica” ni sobre el resto de los que ire escribiendo, pero en caso de que asi fuese, los cambiaria.
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