Si
no sabes nada infórmate y cuéntame. Haz algo útil, lee la prensa, ve la
televisión, escucha a Sánchez, a Illia o Simon—
—Mi señor, lo intentare, se dicen
muchas mentiras, hay engaños por doquier. Cuentan que los chinos nos toman el
pelo. Que nos mandan gato por liebre, o lo que es peor, trapillo por mascarilla.
—
—No hemos de permitirllo. El honor
patrio está por encima de esas habladurías. Pancho, toma tus armas y a la
lucha. España nos necesita—
—Señor, es muy complicado. Internet
está en contra y los valencianos y los catalanes. —
—No es posible. Entonces ¿Quién
defiende al Rey? Al muy noble y muy leal Felipe—
—Nadie, mi señor. Ya ni sale en
televisión, ni en el Hola—
—Y la nobleza—
—Ausente. Algunos huyen, otros han
muerto—
—Rediez, parece muy grave. Entremos en
Tomelloso y tomémonos unos vinos. Falta nos hace—
—Ni eso podemos, mi señor. Han cerrado
las tabernas y, en las únicas abiertas hay que mantener, entre los bebedores,
una distancia de separación de tres metros. Imposible confraternizar—
—Sancho, vayamos a las bodegas del Rufián.
Allí el vino es fresco y generoso—
—Imposible mi señor. La falta de mano
de obra para la vendimia de la uva ha hecho que muriese en la parra. Ni tenemos
ni tendremos vino. Es lo que manda el gobierno para detener al virus—
—Difícil nos lo ponen, Sancho. Solo nos
que el sexo. Visitemos a Dulcinea. —
—Eso tampoco, señor. Hay que alejarse
de las damas. Al menos a dos metros de ellas y usía la tiene no corta pero si
pequeñita—
—Redios, el maligno nos persigue—
—No mi señor, el coronavirus—
—Que hace el Rey, el gobierno—
—Al primero no le dejan hacer, el
segundo no sabe qué hacer, en esas andamos—
—Mi buen Sancho, y esto va para largo—
—Tampoco se sabe, mi señor. Ni los
conocedores del tema ni los eruditos saben cómo actúa el maldito bichito. Que
si el calor lo mata, que si el frio lo protege, que si es alérgico a los
detergentes, que si no sabe nadar y se ahoga en el mar y las piscinas. La
ciencia esta consternada. También algunos presidentes de allende los mares que
animan a sus súbditos a tomar legía y estos mueren luego por perforación de
estómago—
—Mal asunto, mi fiel escudero, no nos
queda más que orar y que el cielo nos
proteja—.
—Buena idea, mi señor, aquí, no más, en
la capilla de San Idelfonso podemos rezar unos credos y encomendarnos al altísimo
para que nos lleve por el recto camino. —
Hagámoslo. Mi buen Sancho. Este claro
que este infiel coronavirus, si mata, como dicen en una seria de la televisión.
—