martes, 12 de mayo de 2020

DIME SANCHO. ¿EL CORONAVIRUS MATA?

—Dime, mi buen Sancho. Oísteis lo que dicen del nuevo virus. Si hombre ese que mata por cientos a mujeres, hombres y niños. Ese que se ceba en los ancianos. El que ha destrozado la familia de nuestro muy amado y querido Presidente.
Si no sabes nada infórmate y cuéntame. Haz algo útil, lee la prensa, ve la televisión, escucha a Sánchez, a Illia o Simon—
         —Mi señor, lo intentare, se dicen muchas mentiras, hay engaños por doquier. Cuentan que los chinos nos toman el pelo. Que nos mandan gato por liebre, o lo que es peor, trapillo por mascarilla. —
         —No hemos de permitirllo. El honor patrio está por encima de esas habladurías. Pancho, toma tus armas y a la lucha. España nos necesita—
         —Señor, es muy complicado. Internet está en contra y los valencianos y los catalanes. —
         —No es posible. Entonces ¿Quién defiende al Rey? Al muy noble y muy leal Felipe—
         —Nadie, mi señor. Ya ni sale en televisión, ni en el Hola—
         —Y la nobleza—
         —Ausente. Algunos huyen, otros han muerto—
         —Rediez, parece muy grave. Entremos en Tomelloso y tomémonos unos vinos. Falta nos hace—
         —Ni eso podemos, mi señor. Han cerrado las tabernas y, en las únicas abiertas hay que mantener, entre los bebedores, una distancia de separación de tres metros. Imposible confraternizar—
         —Sancho, vayamos a las bodegas del Rufián. Allí el vino es fresco y generoso—
         —Imposible mi señor. La falta de mano de obra para la vendimia de la uva ha hecho que muriese en la parra. Ni tenemos ni tendremos vino. Es lo que manda el gobierno para detener al virus—
         —Difícil nos lo ponen, Sancho. Solo nos que el sexo. Visitemos a Dulcinea. —
         —Eso tampoco, señor. Hay que alejarse de las damas. Al menos a dos metros de ellas y usía la tiene no corta pero si pequeñita—
         —Redios, el maligno nos persigue—
         —No mi señor, el coronavirus—
         —Que hace el Rey, el gobierno—
         —Al primero no le dejan hacer, el segundo no sabe qué hacer, en esas andamos—
         —Mi buen Sancho, y esto va para largo—
         —Tampoco se sabe, mi señor. Ni los conocedores del tema ni los eruditos saben cómo actúa el maldito bichito. Que si el calor lo mata, que si el frio lo protege, que si es alérgico a los detergentes, que si no sabe nadar y se ahoga en el mar y las piscinas. La ciencia esta consternada. También algunos presidentes de allende los mares que animan a sus súbditos a tomar legía y estos mueren luego por perforación de estómago—
         —Mal asunto, mi fiel escudero, no nos queda más que orar y  que el cielo nos proteja—.
         —Buena idea, mi señor, aquí, no más, en la capilla de San Idelfonso podemos rezar unos credos y encomendarnos al altísimo para que nos lleve por el recto camino. —
         Hagámoslo. Mi buen Sancho. Este claro que este infiel coronavirus, si mata, como dicen en una seria de la televisión. —

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