lunes, 20 de abril de 2015

FUTBOL, MUJERES Y POLITICA

Pienso que debió ganar el Atlético —oí al entrar en Monte Naranco, bar al que bajo todos los días a tomar uno o dos vinos antes de comer.
Acodado al final de la barra, compagino las noticias “rosa” de TV, con los comentarios deportivos y políticos, siempre actualizados, de cinco o seis asiduos contertulios que, como yo, esperan entre copas la hora del almuerzo.
Hoy, de entrada, toca futbol. Julián, jubilado de HUNOSA, no estaba de acuerdo.
—Si no hubiese sido por Oblak habríamos metido tres goles en la primera parte.
—Menos lobos —le respondía Eugenio, forofo del Gijón y por tanto defensor del Barcelona y el Atlético—. Y el codazo a Mandzukic, de expulsión directa, y la entrada al “Niño” Torres, penalti clarísimo. El árbitro estaba comprado, debía clasificarse el Madrid, son cosas del Gobierno.
Oblak
Felipe, tercero de los jubilados, más proclive al ciclismo y defensor a muerte de Samuel Sánchez, apenas si hablaba. Termino su cosechero y pidió otro.
—No seáis plastas, dentro de quince días sabremos el resultado; fíjate que si al final, como el año pasado, resulta que el eliminado es el Real, entonces le pasó lo mismo al Barcelona.
La conversación, con sus altibajos emocionales, el As y el Marca sobre el mostrador para dar constancia de los hechos y una nueva ronda de cosecheros ante cada uno, por momentos desaparecía y de inmediato volvía a tomar calor.
—Y el entradón de Sergio Ramos a Raúl García.
—Falta de preparación física.
—Mala leche, diría yo
—Pues el de negro tampoco pitó nada.
—Sí, que le sacase tarjeta y no pudiese jugar el partido de vuelta. ¿A eso le llamas justicia?
—Son todos unos pringados.
A mi espalda y bastante baja, la TV seguía con su rollo cotidiano. Inés Ballester con sus tertulianas de “Amigas y conocidas” comentaban las curiosidades nacionales e internacionales del día; sin decantarse por ninguna ni por nadie, casi como yo en mi blog “La prensa canallesca de la mañana” en el que, como escribo en el subtitulo, “Leo lo que otros escriben, copio lo mas divertido y así paso la mañana”, trabajo habitual de los prejubilados que se precien, eso y tomar vinos. Nadie sabía de qué hablaban pero al pie de la imagen y con gruesos caracteres se leía,  “Una alemana de sesenta y cinco años, que ya es madre de trece hijos, se queda embarazada, por fecundación artificial, de cuatrillizos”.
 Annegret Raunigk
— Cris, sube la tele —oí gritar a Felipe—, eso me interesa.
Todos callamos.
—Menuda chorva, debe estar loca.
—O ser una cabrona, matizó Julián, los pobres niños, si llegan a los quince años, lo más probable es que sean huérfanos de madre y del padre ni te cuento.
—Para que luego hablen de la sanidad española —gritaba el partidario del Atlético y de la ley del aborto—. Aquí no se hubiese permitido.
—Ni allí tampoco —tercio un listillo del fondo—. Se lo hicieron en Inglaterra. La Merkel lo tiene prohibido.
—Así y todo sigue siendo una putada para los niños.
Cris, única fémina del grupo se unió a los contertulios.
—Yo a mi edad, casi la mitad que ella, lo paso fatal para cuidar al mío, y eso que están por medio mi suegra y mi madre, que no sabéis lo que ayudan—. Los rapaces tampoco tendrán abuelos, remacho Cris.
Era un cruce de ideas sabroso. Desde mi punto de vista todos tenían razón. Sin duda, la señora Raunigk y el equipo médico que la atendió pensaban mas en el tumulto internacional que el experimento traería consigo, que en los niños fruto del mismo.
—Toda la culpa la tienen Podemos y Ciudadanos —reflexionó Eugenio—. Si no nos tocan las pensiones podremos estar contentos. Mucha “Marcha blanca de la sanidad”, mucho llenarse la boca de que cuando ganen todo lo pagaran los ricos, pero nadie dice de dónde sacarán los euros para financiar ese todo. Que el dinero no llueve del cielo.
—Como mucho el maná. —De nuevo el intruso del fondo.
—No te quemes, hombre, peores momentos pasamos en el 60-61 con las huelgas mineras y Franco fondeado frente a Gijón en el Azor. Yo era un chaval —decía Julián—, y aun recuerdo las cargas de los “grises” por Mieres. Pon los últimos, Cris.
Pedí otro y esperé. En menos de una hora gresca deportiva, razonamientos sociales y análisis políticos. Hubo sangre que no llego al río, se defendieron verdades como puños y cada uno de los asistentes termino su “trago” antes de irse a comer.
Los vi despedirse con un “Hasta mañana” generalizado, sin acordarse del empate del Atlético, lo mas importante de la noche anterior, pero pensando ya en el Barcelona - PSG. En él todos serían del Barsa, que perdieran los franceses, para soñar que, de nuevo la semifinal fuese entre dos equipos españoles.
Me quedé con la idea de haber intervenido. Los conocía de vista, eran casi de mi edad y por lo oído pensábamos lo mismo.
¿Qué hubiesen dicho del tatuaje de Cristina Cifuentes justo por encima de la rabadilla?, ¿o la afortunada intervención de Albert Rivera a favor de legalizar la prostitución? Sin duda pondrían a parir a Rato, por la colocación de su dinero en paraísos fiscales fuera de España, como en su día lo hicieron con Álvarez Cascos por picaflor. Con este último se hubiesen explayado más ya que sigue aquí comandando un partido del que solo se escuchan líos y líos.

Cristina Cifuentes
Los del aperitivo de la una habían desaparecido y las mesas se habían llenado de comensales. La barra estaba vacía y en TV los diferentes telediarios daban al local una música monótona y repetitiva. Sin duda por eso ya sé por qué la sección “El tiempo” es lo mas vista de los mismos, es la única que cambia, en este país, por mucho que Pablo Iglesias nos intente hacer creer lo contrario.

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