miércoles, 18 de marzo de 2015

SONIA SILENCIOSA

Sonia
“Un viejo amigo, que soñaba con ser mas que eso, me dijo en cierta ocasión  que yo rea la mujer mas silenciosa y elocuente que había conocido. Sonia Silenciosa, me bautizo antes de irse una madrugada con varias copas de mas y demasiadas lagrimas de menos. Decía, y sin duda exageraba porque sus sentimientos eran mas poderosos que sus razones, que bastaba con mirarme para hurgar en mis heridas e intuir lo que escondía en ellas. Quizás su inmadurez crónica de poeta frustrado y frustrante le hacía ver mujeres misteriosas y trágicas cuando su inspiración caía en picado. No me considero misteriosa. Como mucho esquiva.
Tampoco soy trágica. Me conformo con ser levemente melancólica, o más bien nostálgicas. Nostálgicas de los sueños que poco a poco he ido abandonando en las tranquilas aguas de la resignación. Silenciosa sí. Ahí acertó de pleno en mi zona mas vulnerable.  Odio la palabra inútil, la cháchara que solo sirve para ocultar la falta de sentimientos, el blablablá que no es mas que calderilla con la que comprar la indeferencia ajena. Me gusta escuchar el sonido de las palabras que no es necesario pronunciar, paladear cada uno de los verbos que sirven para conjugar emociones que se resisten a ser envasadas al vacío de de los compromisos vanos, los intereses banales y las mentiras comunes.
Me gusta la gente que calla para no otorgar, la gente que no se mete en los abrevaderos donde la música es sustituida por huracanes de sonidos atroces, la gente que no levanta la voz para sentirse mas segura de si misma, la gente que puede detenerse frente a un horizonte y cerrar los ojos y dejar que el silencio llene de significados los huecos de su soledad.”
José Luis
Siempre luchó, siempre ganó y ahora está sola. Primero perdió la familia, luego los amantes, más tarde los amigos y por último su entorno político. Quiso salvar al mundo sin creer en nada. En estos momentos, sin anclajes afectivos, ve como la maquinaria política en la que está inmersa la tritura.
La llamaban “Negrita”, yo “Mi novia morena”. Vivió a remolque de su generación. Se casó por un hijo, fruto de una noche de porros, con alguien a quien repudió y hoy es tan infeliz como yo; fue la primera arquitecta de su país y jamás ejerció, pasó de hombre en hombre  no por vicio, creo que por soledad. Amó y ama el dinero con la idea de que con él solucionará sus problemas, lleva años confundida. Solo fue feliz cuando no lo tuvo, pero nunca lo entendió.
Sonia
Mis únicos hombres, uno, el padre de mis hijos y otro con quien pase los mejores años de mi vida, están lejos. El primero, en mi propio país, el otro en España. A los dos los eché de mi lado, ambos, a regañadientes, se marcharon, los dos aún me añoran, no me olvidan pero sé que ninguno volverá.
Al primero lo cambie por un doctorado en arquitectura, al segundo por la alcaldía de mi municipalidad. Sin ellos ambos objetivos habrían sido ilusiones, con su apoyo y dinero, lo conseguí.
Estoy en la Asamblea General de mi partido, el PAC (Partido de Acción Ciudadana), elegimos la Secretaría General, que no seré yo; a mi alrededor, nadie, tres sillas vacías a mi derecha y cinco a mi izquierda. Soy la más honesta, la más rara, la útil pero no querida, ese ser que por la noche solo habla con su almohada y a veces relee algún correo electrónico de alguno de sus hombres que nunca contestará.
José Luis
Han pasado muchos años y aún no sé por qué me expulsó de su lado. Hubiese admitido una sustitución, un cansancio, la incomprensión fruto de la edad, pero no. En mis noches de insomnio me pregunto el porqué y no lo encuentro. Tal vez su dinero futuro que no deseaba compartir, quizás el querer regresar a los treinta, ser libre y vivir de nuevo otra vida. Está sola. Morirá sola sin pedir ayuda, creyendo, convencida, que todo lo ha hecho bien, pensando que su labor política redimirá a los pobres, eliminara a los ricos y este mundo será un mundo feliz.
Es atea y contra esa creencia choca constantemente. Con los años sus hijos sí creen, su sociedad también, y quienes piensan como ella se han ido lentamente apartándose de su lado.
Sonia
Otra noche más sin nadie con quien tomar un vino y discutir la erupción del volcán Turrialba. Ni eso ni celebrar la elección de mi amiga Margarita Bolaños como Secretaria del PAC.
Este año debería estar jubilada, disfrutando de mis nietos, leyendo, viajando de nuevo a Madrid, no será factible, es imposible reencontrarme con el pasado, lo quise así y no daré mi brazo a torcer.
Sería hermoso reeditar aquellos mese de mayo, antes de entrar la estación lluviosa del trópico, viendo el atardecer sobre el Pacífico, contemplando el sol, enorme, sobre el horizonte con alguien amigo a mi lado; lo sería, pero ya nunca lo será, lo dejé partir, mejor dicho, lo eché de mi lado.
Pronto empezarán las lluvias, los canalones se llenarán de hojas y las orquídeas iniciarán su floración. El Primero de Mayo iré al Congreso y, con suerte, veré al Presidente en el cóctel. Salvo José Luis que, en la distancia, sigue leyendo la prensa local, nadie de mi entorno me recordará, ese día, que soy la Jerarca del Instituto Nacional de Vivienda y Urbanismo y lo que es peor, que el día 4 será mi 65 cumpleaños.

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