Fue ella quien nos informó.
Sin una denuncia concreta, sin algún problema específico, el gorrilla estaba en las dependencias policiales
acusado de algo inconcreto por alguien desconocido.
Todos lo sentimos y nos
preguntamos los motivos de tan extraña decisión.
Un hombre mata de un
puñetazo a otro por grabar a su hija en local en Cádiz. Leí la noticia y la recorté para mí archivo, ese blog anónimo que nadie
lee y yo recolecto: La prensa
canallesca de la mañana.
La Guardia Civil detuvo
a un ciudadano británico como presunto autor de la muerte de otro, alemán, por
haber grabado a su hija en una tableta digital en la urbanización de Sotogrande
en San Roque. El pobre inglés lo tenía todo a favor: defendió a su hija
pequeña, atacó a un pedófilo que, sin su autorización, la estaba grabando, Dios
sabe con qué intenciones, y tuvo la mala fortuna de que del golpe, el agresor
murió. El alemán, reincidente, acababa de salir de prisión por orden judicial,
¿qué pensaría ahora el juez de habérsela dado?, la tableta era robada y en ella
aparecía una amplia y continuada grabación de la niña a lo largo de todo el
día.
El inglés, como nuestro amigo el gorrilla, paso la noche
entre rejas a la espera de una disposición judicial, sin duda de acuerdo con la
ley, pero incomprensible para el hombre de la calle.
Leo la prensa de atrás hacia
delante: el tiempo, la primitiva, los deportes, sucesos, noticias
internacionales, nacionales y locales, por ello, cuando llego a las páginas de
la "corrupción generalizada”, o bien estoy relajado, pues el Atlético
ganó, o pienso que su racha exitosa acaba de fenecer, razón por la cual siempre
afloran en mi mente ideas malignas. La trama Gurtel, los Ere de Andalucía, las
tarjetas negras de Bankia, el caso Bárcenas, el de los Pujol, la Infanta Cristina
y Urdangarín o, por último, pero no el último, la Operación Púnica,
y todos en la calle, algunos hasta han pedido unos días de asueto para poder ir
de vacaciones. No obstante el
gorrilla y el inglés entre
rejas.
Qué peculiar es la justicia
con el pobre y qué justa con el rico, el poderoso o el influyente.
En la calle todos gritan
contra la corrupción y todos deberían saber que este mal es endémico a la
naturaleza humana y que ya hace muchos años Maquiavelo escribió: "El poder corrompe y, el poder
absoluto, corrompe absolutamente”, hecho que hoy está de moda y que seguirá
estándolo gobierne quien gobierne. "El
cielo”, como decía mi abuela, "no es de este mundo”.
- Papá, papá, Ahmed ya está
en la calle, dijo Roberto gritando.
- Ya lo sé, acabo de dejarle
las llaves para que me aparque el coche. Lávate las manos que hay que comer.
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